martes, 27 de agosto de 2019

Reset




Más de una vida,

por no decir toda mi vida,

he deseado la de otros

y ha llegado la hora, por fin,  de ser yo:

soñar agarrado a las ramas de los árboles con los pies colgando

bajo mi vientre,

caminar a la velocidad de los humanos

y no anhelar las alas de quienes se dicen ángeles o  demonios,

no precipitar el agua que corre por los arroyos,

ser apenas alguien que no precise

construir un relato de cada minuto vivido,

resolver tantas y tantas cosas antes de volver

 a ser quien podría haber sido, antes

incluso de quien he sido,

ver  por una rendija lo que quiero o lo que temo,

recordar esa vocación de paisaje amarrada

a las ramas de la tierra,

perder el miedo a reír abiertamente,

descifrar cuantas más espirales,

decirte a la cara que me gusta la blancura

azul de tu piel y los nimbos

transparentes de tus ojos,

que espero el azúcar inocente de tu sonrisa,

y no temer nada

como si nada

hubiese ocurrido en este instante

ni en cuantos fueron.

Así, sin más.




Loja, 28 agosto 2019

martes, 23 de julio de 2019

No, no lo digas







No, no lo digas
aunque pareciera preguntártelo
en este poema:
no respondas
si al mirarte me acucia el tiempo que te resta
y tema
cómo se clava en tus huesos hasta pulverizarlos.

No.
Ni yo contesto en la semejanza
del miedo
trepando
ojos arriba
en esta negra duda tuya
que es también la mía a quemarropa.

Calla si mi mirada escudriña
en las sombras de tu vigilia,
en la lejana conciencia
de aquellos días azules de entonces.

Muerdo mi lengua por no importunar
la esperanza que te quede,
sabiendo que la sangre que corre ardiéndome
por los labios
no es dulce
ni provechosa
ni refrescará, acaso,
la sed de mi espanto.

No.
No diré nada aunque todo lo inquiera
sobre esta tonta forma de morirme de a poco.


Loja, 23 de julio de 2019

domingo, 13 de enero de 2019

Primera noche, tras la muerte





Ni frío, ni seco, ni doloroso el silencio que le ciñe,
a nada sabe,
a nada huele
a nada, esa nada extraña
que presiente
en la mera brevedad a solas de ese instante.

Y no le alarma,
sin embargo,
aunque avanza
y es, o no,
quien regresa
de tan atrás
al presente impalpable que ahora habita.

Mas, todo es y uno
en la quietud del movimiento demorado
que le lleva.
Sin un desgarro, ni ecuación que arranque
un escalofrío de su carne
mudada y mansa.

Y ve. Sí,
con no sabe qué parte de sus ojos clausurados
o de sus pupilas innecesarias ve, más allá
de aquella constelación que, con su nombre,
le concebía en su vientre,
o de este,
innombrado aún para él,
renacimiento celeste.

Eran tantos los profetas,
tan oscuras  sus profecías,
que un calvario quebró la paz de los suyos
y se alzó un vacío infranqueable entre sus sueños
y el suyo que,
en esa primera noche,
le retornó todopoderoso al antes,
incluso,
del que ha sido.

Ni punzante,
ni sangriento, ni pétreo es ese sereno hueco,
nada oculta,
ni desequilibra
la ingravidez desde la que recobra
sus muslos recogidos contra su pecho,
la transparencia de sus manos.



Loja, noche del 12 al 13 de enero de 2019.