He pensado hoy
hacer algo grande,
algo grande grande,
tan grande que no
cupiera
entre las
presuntuosas líneas de un poema.
He cortado dos
rodajas de limón
y las he colocado
sobre mis párpados.
He llorado amarga
ácidamente mientras
ultimaba
la sangre fresca y
descarnada
de una herida que a
todo se niega.
Pero he llorado
sin soltar ni una
lágrima,
¡como un hombre!
Hace tiempo habría
implorado perdón,
ya no queda culpa,
ni engaño.
Una lámpara roja y
nocturna,
de sobremesa,
me redimió de las
sombras
y paso las horas
mirándola
agradecido.
Es su luz la que
allana el destierro
que se repite cada
noche
ante mis ojos y el
alba que llega,
y ese juego de
equívocos y ensoñaciones
adormece
la curiosidad
malsana de las palabras.
Entre sus filamentos
dorados
y mis pupilas median
años de silencio.
Tantos
como desde la orilla
de mis sueños
al tapete húmedo y
graso
de cada día.
He decidido hoy
que he de hacer algo
grande,
algo muy grande, sí:
he borrado del
mañana
estas horas que lo
preceden
y me he quedado
-de un plumazo-
sin aliento para
alcanzarlo.
He apartado los
labios
del borde naciente
de los besos,
he retorcido su
incandescencia
hasta desparramarla
por los suelos,
y en un último
esfuerzo
he descendido de la
aurora
el alma milenaria de
cuantos fuimos.
Ahora queda hecho.
Grande. Para
siempre.
Torrox, 2 diciembre
2012
Me quedo con un sabor amargo tras leer el poema... Lo del limón me dejó KO.
ResponderEliminarUn abrazo grandote y agradecido.
Agradecido es también mi abrazo para tí, amiga Laura. Y el sabor amargo del poema, con limón o sin el, se diluye, afortunadamente para mí. Desaparece poco a poco, conforme se retoma la vida y el olvido se encarga de sufragar los costes del alma.. Gracias por estar ahí. Porque unas palabras ajenas, cuando el viento no trae casi nunca por estas tierras del "sinordenyconcierto" ni el eco de una voz, hace mucho. Mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarExcelso. Un abrazo de amigo en estas Navidades que se prolongue en el tiempo hasta el final de los días...
ResponderEliminarUn abrazo para tí, mi gran Antonio. Hasta el final de los días...
Eliminarhabría comprado hace tiempo
ResponderEliminaruna lámpara roja y nocturna
para allanar el destierro
de ensoñaciones y miedos
para ir sin esfuerzo
desde mis sueños
hasta tus besos…
esos son los hechos.
JMC
Permíteme, amigo Juan María, la licencia de crear a partir de tus palabras. Yo sé que el estado que muestras en el poema no es real sino pasajero, porque las palabras se disparan directas al corazón y el corazón no está muerto... "esos son los hechos."
De nuevo, mi buen amigo José Manuel, me sorprendes. Y me llena de ilusión que podamos compartir versos que se paren unos a otros. Tienes la licencia y mi gratitud. Gracias de verdad. Efectivamente el corazón no está muerto, a pesar de las palabras o de quienes las promueven. Y sí, efectivamente, "esos son los hechos".
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