Me giré.
Se giró.
Me enojó su descaro
y que me retara.
Literalmente clavó
sus pupilas
sobre las mías,
sin decir nada,
alterando
la expresión de mis
dudas
que hizo suyas.
Esta mañana
encontré
a un señor oculto
en mi cuarto de baño
y salió de él
exactamente
como si nunca
nos hubiésemos
conocido.
Loja, 11 octubre
2012
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