¡Cara a la pared!
¡contra el muro!.
Apresados por la
bruma: nosotros,
y un pánico de
piedra
que cristaliza piel
adentro
hasta coagularnos.
El rastro angosto
y polvoriento de
las manos
se resiste
bajo una mordaza de
tierra.
Brotan las lágrimas
hasta enjugarse
en una asfixia
salobre
de ceguera y lodo.
¡Hombres
reos de los
hombres!.
Un tiro de gracia
inmola la palabra
descerrajada en una
premura de labios.
Roba el nuevo dios
todopoderoso
la voz
el aire de las
meras criaturas,
la fuerza, apenas,
de nuestras almas.
Una cruz de sangre
determina nuestras
horas
en la noche de los
asesinos
y un aquelarre de
leyes
y credos
y sentencias
nos empuja por la
senda de los lobos.
Loja, 31 de marzo de
2013
Siempre es un placer leerte. Nos aliaremos con los lobos para sobrevivir. Un besazo
ResponderEliminarSiempre es un placer saberme leido por tí. Un beso.
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