Por esperar
el
milagro de reconocerme
he
retenido un segundo
mi vida
entre los labios
y he
sentido atropellarse contra ellos
la
colisión infinita
de
tanto sufrimiento.
Un
retorcido sabor de años y chatarra
ha
impregnado
-desde
el amasijo de mis días-
mis
órganos vitales hasta colapsarlos.
Sólo
entonces,
en el
último instante
de ese
tiempo demorado,
el
parpadeo fulgurante y sonoro
de un
beso -uno, vuestro-
ha
devuelto la inercia a mi boca.
Y ha
respirado.
Loja,
22 de junio de 2013
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLo borré porque me equivoqué al copiar tus versos. Besos
EliminarEstamos llenos de sentimientos, me ha gustado mucho.
ResponderEliminar..."y he sentido atropellarse contra ellos
la colisión infinita
de tanto sufrimiento"
PRECIOSO! Bss.
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