miércoles, 26 de septiembre de 2012

La mano




La misma mano
que revienta de dolor
cada vez que escribe:
“ayer te esperé sin remedio”,
y cuando te acaricia
-temblorosa como la primera vez-
parece otra.

La de los versos desnudos
entre las páginas revueltas
de un manuscrito aún palpitante,
compartiendo la duda
mucho más que el silencio,
la razón de ser
o el desaliento.

La misma que se resiste, por ahora,
al borrón amargo de un puño sangrante
y definitivo.
Los mismos caminos que se cruzan
sobre la piel extendida hacia la tuya.

Idéntica mano, ésta, de distancias,
de kilómetros cuando parte
y milésimas cuando regresa, a la espera
siempre
del estigma de los perdedores
y un recurso de alzada no resuelto.


Loja, 26 septiembre 2012

5 comentarios:

  1. Tus palabras, amiga, son un talismán para mí. Gracias.

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  2. Y después,
    cuando ya nada sea,
    seguiremos tú y yo cogidos de la mano.

    JMC

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  3. No es un ceñido vestido azul
    ni unas medias de cristal.
    Es la mirada tranquila
    de la tarde.

    No es un bolso de charol
    ni unos zapatos de tacón.
    Es la sonrisa azul
    que moja las flores en la mañana.

    No es una cama para hacer
    el amor las horas de desencanto.
    Es la mano que te acompaña
    cada minuto del ser.

    JMC

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  4. Preciosos poemas, José Manuel. Es extraordinario que un poema tenga respuesta a través de otros poemas, enreveRsándose. Gracias, amigo.

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