lunes, 3 de diciembre de 2012

He pensado hacer algo grande




He pensado hoy
hacer algo grande,
algo grande grande,
tan grande que no cupiera
entre las presuntuosas líneas de un poema.
He cortado dos rodajas de limón
y las he colocado sobre mis párpados.
He llorado amarga
ácidamente mientras ultimaba
la sangre fresca y descarnada
de una herida que a todo se niega.
Pero he llorado
sin soltar ni una lágrima,
¡como un hombre!
Hace tiempo habría implorado perdón,
ya no queda culpa, ni engaño.
Una lámpara roja y nocturna,
de sobremesa,
me redimió de las sombras
y paso las horas mirándola
agradecido.
Es su luz la que allana el destierro
que se repite cada noche
ante mis ojos y el alba que llega,
y ese juego de equívocos y ensoñaciones
adormece
la curiosidad malsana de las palabras.
Entre sus filamentos dorados
y mis pupilas median
años de silencio. Tantos
como desde la orilla de mis sueños
al tapete húmedo y graso
de cada día.
He decidido hoy
que he de hacer algo grande,
algo muy grande, sí:
he borrado del mañana
estas horas que lo preceden
y me he quedado
-de un plumazo-
sin aliento para alcanzarlo.
He apartado los labios
del borde naciente de los besos,
he retorcido su incandescencia
hasta desparramarla por los suelos,
y en un último esfuerzo
he descendido de la aurora
el alma milenaria de cuantos fuimos.
Ahora queda hecho.
Grande. Para siempre.


Torrox, 2 diciembre 2012