AMIGOS


Crítica de Francisco Javier Doncel al poema Afuera

Creo que has llegado a ese estado, incógnito e incierto en su llegada, pero una vez alcanzado, los buenos poetas consiguen arrivar, por fin, para estar en paz con su propia conciencia, cuando ésta, tras una resistencia numantina de muchos años pasa a ser la mejor vecina al cruzarse con ella en la escalera de la mutua convivencia. Cuando esto ocurre, el poeta se hace más fuerte, más guerrero si cabe; no necesariamente rebelde porque la realidad le haya ofrecido un campo de batalla inexcusable, sino porque se encuentra mejor parapetado de respuestas frente a las insidias de la duda, porque sabe esgrimir el lenguaje y sus formas de expresión poética como un desafío frente al abismo. Veo precisamente en tu poema ese abismo cual espacio batido, contenedor de la nada y el miedo a ella. Un buen ejemplo de la sensación que se desprende de tu poema podría ser la inquietud que deben padecer los astronautas en el espacio sideral, al hacer su vida en una nave inconfortable y hermética, y la siempre consabida cautela de evitar cualquier mínimo contacto sin el traje protector, el equipo de oxígeno y la escafandra con el exterior porque les produciría una muerte terrible e instantánea. Es un ejemplo que lo podríamos hacer extrapolable a nuestro planeta, con el aire imprescindible para respirar y vivir; pero siempre existen esos otros afueras que nos atenazan cuando caemos empujados por la condición reductivista del ser humano de la que sólo el miedo puede verse complacido. Es cierto que el hombre es mucho más como categoría, pero es el desvelo de la inseguridad frente al infinito, lo abismal, o lo titánico de la realidad lo que se asemeja con la nada.
Creo amigo Juan, que el auténtico olimpo de los buenos poetas como tú, empieza cuando el maestro poeta admirado, ya viejo y cansado, antes de despedirse de ti en la puerta de su casa, convencido y con gesto concesivo, te dice: ¡Tú eres poeta...!
Gracias. Un abrazo 
-Francisco Javier Doncel-

 

Saludo a la poeta Sofía Serra, ante la salida de su poemario "La presencia por la ausencia"

Amiga Sofía, acabo de leer ese bellísimo texto que te/me precede a la lectura de tu libro. El relato del amor que sientes y depositas entsu nueva criatura. Lejos de ser un prefacio o un comentario de texto, o el anuncio de una nueva publicación, es un delicioso ir y venir por la creación y sus consecuencias. Desde el cariño o sino por desraizarla de cualquier connotación religiosa), abierta, como haces con tu poesía, a la pluma o el temor, hasta los deseos y el adiós. Es un pasaje por tu alma (escrita con minúscula, no porque sea menor, la lengua de quien la visitara, sin temor a que la descarne o la sublime. Porque eres, al fin y al cabo, inmune a la codicia o a la servidumbre y eso te da una enorme ventaja sobre el resto. Amiga poeta, siempre con la dulzura y el genio necesarios, con la agudeza y la placidez conveniente, con espíritu y carne perfectamente equilibrados, y algunas dosis mayores de aventura y sorpresa prestas para la enjundia de la vida y de las letras, te disfruto con la esperanza de hacerlo como tú lo haces: plenamente. En cada palabra y en cada silencio, en cada suspiro y en cada lágrima conversa. Te disfruto con afán de continuidad. Y eso gano. Enhorabuena y feliz parto. Del resto, de las maternidades y paternidades posteriores a tu alumbramiento otros habrán de contárnoslo.
Juan María Jiménez. Tarde del martes 21 de septiembre.

 

Poema de Francisco Javier Doncel

El mar es tu semilla de libertad
o la puesta de tus ojos en el horizonte
donde nunca te podrás apoyar.
La síntesis del viaje sin senda
al llegar el día anónimo
en que tu cuerpo,
desnudo, enjuto y despierto
del sueño de las antesalas
vierte lentamente sobre las olas
las cenizas del amor...

Poema que me ha dedicado ese gran poeta, y gran amigo, que se llama Francisco Javier Doncel
4-septiembre-2010