-A todas las víctimas-
Coagulada, la sangre revela
el naufragio de su rostro.
La tierra espera. Tirita el vaho
por las descarnadas e inertes
angosturas que saja la bestia.
Las mordeduras del verdugo
tremolan su vileza homicida
y arpegian sus garras
un aria de humor y lodo.
Cuánta monstruosidad sobre la fragilidad
e inocencia,
maldiciendo la distancia
que le separa de los sueños.
Mas,
bajo las costras
bulle
bajo las heridas
caliente
y
bajo el hálito
que se fuga
roja
corre
y reverdece,
pugna
y se rebela
por el lecho libertario de sus venas.
Y vence.
Loja, 15 de octubre de 2018
Permitame no enfadarsse, lo he visto tan bello y triste que lo he compartido en mi página de facebook. Humilde su actitud, no he querido privarla de ella a amigos no comunes.
ResponderEliminarCómo voy a enfadarme porque alguien comparta un poema mío en su face siempre que no se oculte su autoría. Gracias por interesarte por estos versos. He visto que tienes un blog y lo he estado visitando un poco. Un buen montón de reflexiones con muchas de las que he leido totalmente de acuerdo. Aunque nada he podido saber de tu identidad. Un saludo.
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